Una de Ballet y vampiros.
Yo he llegado tarde a la danza, siempre he sido gran amante del teatro y de
la música en todos los sentidos pero la danza creo que la "descubrí" en los 90
con una visita de Lindsay Kemp a Valencia con una obra que me impactó y poco más
tarde con la Compañía Nacional de Danza 2, recién creada por Nacho Duato, que
terminaron de hacerme adicto a este género.
A partir de ahi y de hacerme el carnet de Amigos de la Danza de Valencia creo que he ido viendo casi toda la danza contemporánea que se ha programado y, como no, éste Drácula de Ramón Oller no iba a ser menos (máxime cuando conseguimos entradas gratis)
Ramón Oller
Ramón Oller inicia la carrera de actor en Esparreguera, estudiando
posteriormente interpretación en el Departamento de Arte Dramático del Instituto
del Teatro de Barcelona. Estudia danza clásica y contemporánea con Laura Tápies,
Joan Tena, Ramón Solé, Martina Col, y Dafna Rathause, así como durante cuatro
años en el espacio de danza La Fábrica de Barcelona. Fuera de España estudia en
la escuela The Place (Londres), en las principales escuelas de danza
contemporánea en París, y con Yvoner Cortier en la escuela de la Opera de París.
Su primera coreografía Dos dies i mig obtiene el segundo premio Tórtola Valencia '84 otorgado por la Diputación de Barcelona y la Generalitat de Cataluña. En 1985 crea la Compañía METROS. En el 87 obtiene el premio a la creatividad de la Generalitat de Cataluña por la pieza Nofres. En los últimos años ha sido profesor invitado en Francia, Suiza, Italia, Grecia, Portugal, España y Estados Unidos y ha coreografiado más de 41 obras, colaborando con la Compañía Nacional de Danza, el Ballet Nacional de España, el ballet de Cristina Hoyos, el Ballet Hispánico de Nueva York y el Ballet de la Ópera dEssen. El coreógrafo ha sido distinguido con el Premio Nacional de Danza que otorga el Ministerio de Cultura y el Premio Nacional de Cataluña en dos ocasiones y Premio de les Arts Escèniques de la Generalitat Valenciana, en el 2003 y el 2004
Ramón Oller comienza su colaboración con el Ballet de Teatres en el año 2003 con Congelado en el tiempo . Tras unos años vuelve con El amor Brujo en 2008, y el año siguiente con El meu Príncep su primer montaje dirigido a los niños. Ese mismo año, 2009 montó una revisión de su Carmen (2009),
Antes de Drácula
Este montaje nació desde una reescritura del montaje ‘Sangrepura’, que
evolucionó en una propuesta coreografía totalmente nueva y más espectacular:
‘Sangrepura 2.0’, un montaje del Ballet de Teatres que se estrenó el 6 de agosto
del año 2010 en el Teatre Romà de Sagunt dentro del Festival d’Estiu de
Teatres-Sagunt a Escena.
Sangrepura ha sido toda una novedad en la danza al conseguir un espectáculo integral de danza teatralizada con ayuda de efectos especiales, trabajos multimedia, proyecciones... También la interpretación de los bailarines pasa por encima del movimiento para conseguir que sus rostros, que su cuerpo actúe de forma integral. Se trata de un trabajo creativo muy especial con una temática que también cambia respecto a lo que podría ser habitual ya que es una particular visión del mito de los vampiros, una inmersión en la cultura gótica a modo de danza.
Drácula
Tras Sangrepura y Sangrepura 2.0, cerrando esta trilogía, llega
Drácula que completa la trilogía, una trilogía en la que la temática
principal es la del Bien y el Mal y la seducción que ejerce la oscuridad y sobre
todo la fuerza de los grandes mitos góticos: el conde Drácula y su relación con
la condesa Báthory. Dice Oller que Drácula es "la poesía desgarradora de
algo imposible"
Montaje
Este espectáculo requiere un espacio escénico imponente creado en gran
medida con imágenes audiovisuales que en ocasiones se funde con los bailarines
para creando imágenes, escenas únicas en las que los juegos de luces y sombras,
las transparencias, los claroscuros, harán que imagines tanto como ves o que
veas tras tu imaginación.
Según Oller, se trata de una propuesta "enérgica y visceral, fácil de entender y disfrutar" en la que el intenso ejercicio de interpretación corporal de los bailarines se apoya en una escenografía muy elaborada, con elementos audiovisuales sencillos pero trabajados, que van transformando el escenario en cada número.
Historia
El argumento podríamos decir que es: Drácula acaba siendo el seductor
seducido y atrapado por la fuerza de la Condesa sangrienta Bathory. Ni Drácula
es capaz de conseguir escapar de los sentimientos que le atrapan aunque
encontraremos un final "especial". Así el montaje comienza con la imagen velada
de la condesa bañándose en sangre de doncellas que cuelgan inertes, sangre que
utiliza como elixir de la juventud. Imagenes éstas tras un suave velo que les
oculta cualquier morbosidad, después, Erzsébet es encandilada por las mujeres
del clan para acudir ante Drácula, que pretende absorber toda su sangre, aunque
el seductor es seducido y sucumbe ante el encanto de la condesa, algo que
Helena, compañera de tinieblas de Drácula no está dispuesta a
aceptar.
Personajes y elenco
Gustavo Muñiz es el conde Drácula, un papel con una dificultad
técnica en cuanto a la danza muy importante pero también con una dificultad
interpretativa y emocional muy grande. Gustavo no solo utiliza la danza o la
expresión corporal para su interpretación sino que sus gestos, su rostro, todo
él resulta parte de nuestro famoso conde. Personalmente diría que a su personaje
le falta algo de vestuario, algo de pomposidad para darle más carácter pero es
una opinión muy personal que no todo el mundo comparte.
Fátima Sanles da vida a Erzsbét. Es el único personaje que no
viste de negro, ella dice que es "la parte luminosa de la obra" aunque también
es el personaje que resulta más cruel al ser la que asesina a las muchachas para
conseguir su sangre. Permanece prácticamente todo el tiempo en escena con una
interpretación genial en todos los aspectos.
Helena está interpretada por
Diana Huertas. Helena es un personaje oscuro aunque liberador. Helena es
"la parte femenina de Drácula" tanto Helena como Drácula no dan la sensación de
dureza o crueldad. Son seres oscuros pero ni demuestran ni despiden maldad. Es
otro de los grandes papeles de la obra con un par de escenas memorables.
El cuerpo de baile está formado por Far Alonso, Joan Crespo, Rubén
Dario Bañol Herrera, Yaiza Davilla, Yvette García, Lara Hernandorena, Miguel
Ángel Machado, Lorena Ortiz, Cathy Royo, Bilyana Shopova, Elizabeth Taberner,
Miriam Vilas, Alberto Villanueva. Todos, absolutamente todos son magníficos, su
trabajo coral es extraordinario y sus pequeños momentos solistas (que
prácticamente todos tienen) perfectos. No se puede destacar a ninguno ni para
bien ni para mal.
Música
La danza sin música no es nada y para este montaje tenemos, además del gran
conocimiento musical de Ramón Oller la colaboración de José Antonio Bartual.
Ambos han acertado en la elección de las diferentes piezas o pasajes de
compositores tan excepcionales como Michael Gordo, Karl Jenkins y Zbigniew
Preisner y, sobre todos el Concierto para Chelo y orquesta nº 1 de Dmitri
Shostakóvich.
Todos los temas son tremendamente acertados y perfectos para las sensaciones que necesitamos en cada momento, para potenciar la danza, para acompañarla o para hacernos sentir desde ternura hasta miedo componiendo un ambiente sobrecogedor con cierto misterio y romanticismo.
Equipo técnico
El espacio escénico y la iluminación está llevada a cabo por el Equipo
artísticotécnico del Ballet de Teatres de la Generalitat Valenciana con un
trabajo acertadísimo prácticamente en todo momento (igual la escena inicial
queda un tanto apagada, sosa por quedar demasiado matizada, así pierde fuerza)
El diseño de iluminación es de Carreguí con un resultado perfecto en prácticamente todas las escenas (también queda algo pobre la escena inicial)
Conclusión y recomendación
Tengo claro que no es una obra para recomendar a un neófito de la danza
aunque cualquier persona sensible disfrutará del espectáculo porque es sobre
todo lo que vamos a encontrar: un gran espectáculo en el que la danza es una
parte muy importante pero no la única.
Es una obra para disfrutarla a ser posible en las primeras filas de la platea. La ambientación y la música necesita un estado especial, una paz especial, un silencio y falta de luz que en las filas traseras de los grandes teatros no es fácil encontrar (o en los palcos altos). Es un espectáculo para la intimidad.
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